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Nuestros autores y sus lecturas de infancia

Celebramos este 2 de abril, Día del Libro Infantil, de la mano de algunos de nuestros autores y autoras, a los que hemos preguntado por sus lecturas y lugares favoritos de la infancia, y de qué manera han influido en su vida y obra.

01-04-2021

Nuestros autores y sus lecturas de infancia

Álvaro Núñez

Álvaro Núñez nació en Madrid en 1972. Después de cursar estudios de Arquitectura y licenciarse en Ciencias Empresariales decidió dedicarse a lo que más le gustaba: dibujar monigotes y escribir historias. Y en eso está. Desde entonces, ha ilustrado "tropecientos" libros de texto para editoriales de aquí y de fuera; para niños de infantil, primaria, secundaria y alumnos preuniversitarios. Media docena de cuentos escritos por otros han sido dibujados por su mano, aunque también ha participado en revistas con sus propias historietas y chistes. Ha decorado las paredes de un centro de atención primaria para niños con problemas auditivos. Ha pintado un mural de 9 metros en el jardín de un museo mientras explicaba los detalles de su colección permanente. Emprendió proyectos audiovisuales, escribió guiones y ha dibujado numerosas piezas de animación. Recorrió los colegios de media España dibujando sus cuentos mientras los contaba. Junto a Miguel Can y Alberto Díaz creó la exitosa serie de libros Lechuza Detective publicada en Anaya.

Cuando eras un niño, ¿cuál era tu libro favorito? 
Era muy fan de Alfred Hitchcock y los tres investigadores y recuerdo con mucho cariño esos libros porque fueron con los que me enganché a la lectura. El misterio del loro tartamudo fue el primero que leí con nueve años  y mi favorito de toda su serie, que por supuesto devoré.

¿Y cuál era tu sitio preferido para leer?
La butaca de casa de mi abuela, cuando iba en vacaciones y puentes a verla a su pueblo. Recuerdo que me encantaba leer sentado en ella y que me habría gustado tener una como esa en Madrid.

¿De qué manera esas lecturas de infancia han influido en tu vida y en tu obra?
 Esos libros me engancharon a la lectura y aunque no sean grandes clásicos, les debo gran parte del lector que soy ahora. En Lechuza Detective hay un pequeño homenaje al Misterio del loro tartamudo ya que se le cita como un caso de Detective Misterio. Y los mismos libros de Lechuza Detective son, a su manera, libros de aventura, misterio y humor de los que estamos muy orgullosos porque están consiguiendo  lo que consiguieron los libros de Alfred Hitchcock y los tres investigadores: crear lectores. Más no se puede pedir...

Ana Alcolea

Ana Alcolea nació en Zaragoza en 1962, es licenciada en Filología Hispánica y diplomada en Filología Inglesa. Ha sido profesora de Lengua y Literatura durante más de veinticinco años, y ha publicado ediciones didácticas de obras de teatro y numerosos artículos sobre la enseñanza de Lengua y Literatura. Adora conocer otras culturas y otras lenguas. En 2009 aparece su primera novela para adultos, Bajo el león de San Marcos. En Anaya ha publicado, entre otras, las novelas juveniles El medallón perdido, El retrato de Carlota, Donde aprenden a volar las gaviotas, El bosque de los árboles muertos, La noche más oscura (VIII Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil, White Ravens 2012 y Premio CCEI 2012), El secreto del galeón y El secreto del espejo (ambos recomendados por la Fundación Cuatrogatos) y El maravilloso mundo de la ópera; y varios libros infantiles, como El abrazo del árbol Castillos en el aire. En 2016 fue galardonada con el Premio Cervantes Chico.

Cuando eras una niña, ¿cuál era tu libro favorito?
Los tres mosqueteros  de Alejandro Dumas, en una versión de novela gráfica.  Me encantaban las aventuras de espadachines. Y aquello de intentar salvar el honor de una reina me debía de parecer muy heroico en aquellos momentos. 

¿Y cuál era tu sitio preferido para leer?
En mi cuarto, de noche, en la cama, con la luz encendida. Cuando aprendí a leer se me fueron los miedos a meterme en la cama y a la oscuridad: me di cuenta de que los miedos estaban en mi cabeza y podía sustituirlos por las historias de los libros que leía. 

¿De qué manera esas lecturas de infancia han influido en tu vida y en tu obra?
Yo no sería yo sin todo lo que leí de niña. Cuando somos pequeños se van formando el pensamiento y las emociones. Todo lo que vivimos a través de los libros de nuestra infancia se queda dentro de nosotros, forma parte de nuestra memoria de una manera más intensa que muchas de las cosas "reales" que nos pasan. Así que yo he sido D´Artagnan y también la malvada Milady...

Ana Alonso

Ana Alonso nació en Tarrasa (Barcelona) en 1970, aunque ha residido durante la mayor parte de su vida en León. Se licenció en Ciencias Biológicas por la Universidad de León y amplió sus estudios en Escocia y París. Ha publicado ocho poemarios y, entre otros, ha recibido el Premio de Poesía Hiperión (2005), el Premio Ojo Crítico de Poesía (2006), el Premio Antonio Machado en Baeza (2007), el Premio Alfons el Magnànim Valencia de poesía en castellano (2008) y el Premio Internacional Manuel Acuña de Poesía en Lengua Española en México (2017). Entre sus libros dirigidos al público infantil y juvenil, destacamos la colección Pizca de Sal, y otros títulos como Utopía. Una aventura filosófica. Junto a Javier Pelegrín, es coautora de la serie de fantasía y ciencia ficción La llave del tiempo (Anaya) y de otras sagas como Tatuaje, Yinn, Odio el Rosa y La reina de Cristal. En 2008 obtuvieron el Premio Barco de Vapor por El Secreto de If. También recibieron una distinción White Raven por el libro La ciudad transparente, el premio 2009 del Templo de las Mil Puertas a la mejor saga juvenil española por La llave del tiempo y el XII Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil en 2015 con El sueño de Berlín. Su obra ha sido traducida a diversos idiomas (desde el francés o el alemán hasta el japonés, el coreano y el turco).

Cuando eras una niña, ¿cuál era tu libro favorito?
Reventones y alambretes de André Maurois. Era una sátira de la guerra y un alegato pacifista, pero escrito de una manera muy divertida.

¿Y cuál era tu sitio preferido para leer?
¡La cama! Sobre todo si era sábado por la mañana y no había que madrugar.

¿De qué manera esas lecturas de infancia han influido en tu vida y en tu obra?
Han influido muchísimo. Sobre todo, la imaginación de Gianni Rodari y Michael Ende siguen marcando mis historias. Esos libros me hicieron comprender que la fantasía, a veces, es el mejor camino para asomarse a lo que pasa en nuestro interior.

Daniel Nesquens

Daniel Nesquens nació en Zaragoza en 1967. Su trayectoria literaria comienza en el año 2000 con Diecisiete cuentos y dos pingüinos (Anaya). Ha publicado más de una treintena de títulos, y el humor es la nota predominante en todos ellos, una característica que escasea en la literatura infantil y que Nesquens sabe acercar a la lógica de los más pequeños. De sus obras publicadas en Anaya destacamos: Mermelada de fresa (Primer Premio de Álbum Ilustrado Ciudad de Alicante, 2001), Mi familia, Hasta (casi) 100 bichos (White Ravens, 2002), Hasta (casi) 50 nombres, Días de clase, Puré de guisantes, Papá tenía un sombrero (Segundo Premio de Álbum Ilustrado Ciudad de Alicante, 2006) y la serie Marcos Mostaza. En 2010 resultó ganador del VII Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil con el libro El hombre con el pelo revuelto, ilustrado por Emilio Urberuaga, y diez años más tarde volvió a obtener este galardón con Mi abuelo tenía un hotel.

Cuando eras un niño/a, ¿cuál era tu libro favorito?
Cuando era niño, La isla del Tesoro. Cuando era niña, también.

¿Y cuál era tu sitio preferido para leer?
Fui muy afortunado, como Jacinta. Como mi padre tenía una empresa de construcción, le pedí que me constuyese una cueva en la que leer. La cueva cumplía toda la normativa estructural de cuevas, grutas y criptas. "Cripta de ahí", me dijo el señor que perforó el hueco del tragaluz.

¿De qué manera esas lecturas de infancia han influido en tu vida y en tu obra?
Pues mucho, me trevería a decir. Tambien me atrevería a pedir a los no lectores que lean. Y a los que lean, que lean un poco más.

Diego Arboleda

Diego Arboleda nació en Estocolmo, Suecia, en 1976, y unos años después se licenció en Filología Hispánica en la Universidad Autónoma de Madrid. Ha trabajado en una de las librerías más grandes de esta ciudad. Ganó en dos ocasiones el Premio de Cuentos Ilustrados Ciudad de Badajoz junto a la ilustradora Eugenia Ábalos, y en 2012 obtuvo el Premio Lazarillo de creación literaria por su obra Prohibido leer a Lewis Carroll, libro con el que ganaría el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en 2014. En colaboración con el ilustrador Raúl Sagospe, además de Prohibido leer a Lewis Carroll, también ha publicado Mil millones de tuberías, Aventuras en espiral, Papeles arrugados, Los descazadores de especies perdidas y Elio.

Cuando eras un niño, ¿cuál era tu libro favorito?
Es probable que mi libro favorito cambiara de mes a mes e incluso una semana a otra. Pero uno de mis primeras lecturas que recuerdo con más cariño es El dragón tragón de Gloria Fuertes. Terminaba cada uno de sus cuentos-poema con una frase maravillosa: "Y la amistad reinó entre ellos".

¿Y cuál era tu sitio preferido para leer?
Era un pequeño bibliófago que leía en cualquier sitio: en un lugar tranquilo y solitario, o rodeado de gente; sentado, tumbado o de pie; a cubierto o al aire libre... Me daba igual. Mi lugar favorito para leer era un libro.

¿De qué manera esas lecturas de infancia han influido en tu vida y en tu obra?
Ha sido una influencia trascendental. Y no solo porque soy escritor y autores como Gloria Fuertes, Roald Dahl o Michael Ende me han acompañado siempre, a cualquier edad, sino porque estoy convencido de que el humor, la creatividad y la fantasía que ellos me enseñaron son herramientas que nos ayudan a enfrentar y comprender el mundo.

El Hematocrítico

El Hematocrítico es autor de varios blogs humorísticos de éxito. Colabora en Cinemanía, las revistas Mongolia y GQ, ha publicado varios libros infantiles, como Feliz Feroz, Agente Ricitos, El lobo con botas, Rapunzel con piojos Excelentísima Caperucita (todos en Anaya Infantil y Juvenil), otros de humor para adultos, como El Hematocrítico de arte y Drama en el portal, y una novela, Los cinco superdetectives. Aquí no bebíamos cerveza de jengibre, en colaboración con Noel Ceballos, entre otros. Además, es maestro de Educación Infantil, Inglés y Primaria.

Cuando eras un niño, ¿cuál era tu libro favorito?
Creo que los tebeos de la editorial Bruguera, particularmente Mortadelo. También Superlópez, Zipi y Zape, Rompetechos, Anacleto...

¿Y cuál era tu sitio preferido para leer?
Me gustaba leer en la cama, el libro en el suelo y la cabeza colgando.¡No lo recomiendo!

¿De qué manera esas lecturas de infancia han influido en tu vida y en tu obra?
Sin duda. En mis libros y cómics hay muchos chistes y bastantes mamporros. ¡Y alguna colleja! 

Fernando Marías

Fernando Marías (Bilbao, 1958). Novelista, editor e inventor de conceptos culturales. Autor, entre otras novelas, de La isla del padre (Premio Biblioteca Breve, 2015) o Cielo abajo (Premio Anaya 2005 y Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2006). Es codirector de la agencia de viajes literarios y culturales Diodati se mueve. Ha convertido su libro Esta noche moriré en monólogo teatral que él mismo interpreta. Como editor, en Anaya ha publicado Como tú, 20 relatos + 20 ilustraciones por la igualdad y la antología poética Dicen que no hablan las plantas junto a Raquel Lanseros.

Cuando eras un niño, ¿cuál era tu libro favorito?
Me impactó mucho Robinson Crusoe, una versión breve, imagino que sería, con ilustraciones. Uno siempre mitifica las lecturas importantes, yo de este libro recuerdo la extraña fascinación que me despertaba la soledad del personaje. Y también el momento en que descubre una huella humana sobre la arena. No pude dejar de leer hasta que Robinson, y yo con él, descubría de quién eran.

¿Y cuál era tu sitio preferido para leer?
Teníamos en la vieja casa familiar de Bilbao un largo sofá junto a la amplia terraza. Me gustaba tumbarme boca abajo sobre él y poner el libro ante mis ojos, la sensación de universo desplegado nuevo que generaba pasar cdada pagina. Ahora que lo piejso, tambén me ponía boca arriba y sostenía el libro abierto con las dos manos sobre mi cabeza. La opción 1, me doy cuenta ahora, debía de ser para libros de tapa dura y la 2 para libros de tapa blanda.

¿De qué manera esas lecturas de infancia han influido en tu vida y en tu obra?
Desplegaron mi imaginación, qué más puedo decir. Descubrí que todo es posible en los libros. Es más, en algunos momentos del confinamiento del pasado año recordé a Robinson en su infranqueable soledad. Hasta ese punto se fijó aquel libro iniciático en mi mente.

Miguel Can

Miguel Can nació en Madrid, en 1975. Sus padres depositaron en él la esperanza de que fuera un nuevo genio científico pero desde pequeño sintió un irresistible apego a los libros ilustrados y a toda forma de narración en general. Por lo que, como don Quijote, sufrió una deriva conceptual hacia el mundo de la imaginación. Para preocupación de todos, durante su infancia nunca dejó de leer, garabatear en papeles y escribir sus propias historias y después, se empeñó en recibir formación artística en la Universidad Complutense de Madrid. Terminó de configurarse como ilustrador profesional trabajando en un estudio gráfico. Desde entonces, como freelance, no ha parado de ilustrar proyectos para muy diversos clientes. Ha realizado un montón de libros de texto antes de comenzar su propia serie de literatura infantil, Lechuza Detective, junto a sus amigos Alberto Díaz y Álvaro Núñez. En la actualidad compagina una vida sencilla con diversos proyectos de literatura ilustrada y cómic. Le encanta reunirse con personas más creativas que él y visitar colegios para divulgar la literatura, la narración gráfica y la importancia de imaginar posibilidades fantásticas.

Cuando eras un niño, ¿cuál era tu libro favorito?
Leía sobre todo cómics, más que libros. Pero de libros puedo comentar, por ejemplo, cuando aún no sabía leer me fascinaban un par de tomos de Don Quijote de la Mancha, por las ilustraciones de José Segrelles. Cuando leía por mi cuenta uno de los libros que más me gustó fue El superzorro de Roald Dahl. Otro de ellos fue Aventuras de la Mano negra, de Hans Jürgen Press. O las aventuras del pequeño Nicolás de Goscinny y Sempé...

¿Y cuál era tu sitio preferido para leer?
Mi cama, por las noches, antes de dormirme. Aunque la biblioteca del colegio también me gustaba mucho. A pesar de no gozar de toda la intimidad y silencio, en la biblioteca también conseguía entrar en los libros con intensidad. De hecho, muchos recreos prefería ir a la biblioteca en vez de salir al patio del colegio.

¿De qué manera esas lecturas de infancia han influido en tu vida y en tu obra?
Conecté con la literatura de niño porque disfrutaba mucho de mis momentos en soledad y me considero un lector ávido y voraz, siempre al acecho de buenas historias que consumir. También desde muy pequeño sentí la necesidad de contar mis propias historias. Todo eso me ha llevado hacer de mi pasión mi oficio. En cuanto a géneros y temáticas de las historias, qué duda cabe que las obras que más me siguen interesando son las de aventuras, fantasía o ciencia ficción, de las que me sigo empapando y a las que sigo dedicando más tiempo en mi propia obra. 

Rafael Salmerón

Rafael Salmerón nació en Madrid en 1972. Estudió Ciencias de la Educación e Ilustración y Diseño Gráfico. Comenzó su andadura en el mundo de la literatura infantil y juvenil como ilustrador, allá por el año 1994. Pero, desde el año 2001, dedica la mayor parte de su tiempo a escribir sus propias historias. Historias emocionantes, duras, divertidas, tristes, alegres. Historias de aventura, de amor, de guerra, de conflicto, de amistad, de denuncia y, sobre todo, de esperanza. Historias de vida, al fin y al cabo. Unas historias que quiere compartir con los lectores a través de las páginas de los libros que tanto disfruta escribiendo e ilustrando. Ha ganado el Premio Lazarillo de Creación Literaria en 2017 y ha sido incluido en la Lista de Honor del IBBY en 2020.

Cuando eras un niño, ¿cuál era tu libro favorito?
Mi libro favorito cuando era un niño era El principito.

¿Y cuál era tu sitio preferido para leer?
Me gustaba leer tumbado en la cama, con los pies apoyados en la pared.

¿De qué manera esas lecturas de infancia han influido en tu vida y en tu obra?
Mis lecturas de niño me ayudaron a mirar al mundo con los ojos abiertos a lo diferente, sin dejar nunca a un lado ni la imaginación ni la inocencia. 

Vicente Muñoz Puelles

Vicente Muñoz Puelles nació en 1948 en Valencia. Desde muy joven se dedicó a la literatura. Su abundante producción abarca distintos géneros (novelas, relatos, ensayos...). Ha recibido, entre otros, el Premio Azorín (1993) con La emperatriz Eugenia en Zululandia, y el Premio Alfons el Magnánim de narrativa (2002), con Las desventuras de un escritor en provincias. De sus incursiones en la literatura infantil y juvenil, podemos destacar el Premio Nacional (1999) con Óscar y el león de Correos, el Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil que obtuvo dos veces, con El arca y yo (2004) y La voz del árbol (2014), y el Premio Libreros de Asturias con La perrona (2005). Ha publicado biografías de Colón, Goya, Ramón y Cajal, Darwin, Dickens, Marie Curie, Einstein y Shakespeare. Estudioso del Quijote y traductor, ha realizado ediciones críticas y ha sido traducido a numerosos idiomas. Formó parte del Consejo Valenciano de Cultura desde 1999 hasta 2018, y fue distinguido con el Premio de las Letras de Generalitat Valenciana en 2018, en reconocimiento a su trayectoria.

Cuando eras un niño, ¿cuál era tu libro favorito?
Antes de saber que los libros contenían historias, jugaba con ellos a bajarlos de los estantes, a echármelos por encima, a rodar sobre ellos, a utilizarlos de almohada o de reposapiés, a dejarlos caer dentro de un paragüero y a recogerlos. Quiero decir que eran mis juguetes, y que recuerdo mejor sus cubiertas y sus texturas que sus contenidos. Cuando aprendí a leer, mi admiración por los libros de papel fue aún mayor. Aún hoy pienso que no ha habido mejor invento. En cuanto al contenido, mi mayor agradecimiento es para En las selvas de Borneo, de Mayne Reid, en una edición de 1942 de editorial Molino, con dos gorilas y una niña en la cubierta. Mis padres empezaron a leerme ese libro por las noches, cuando yo estaba enfermo. Pero, como era incapaz de esperar, me puse a leerlo lo mismo. Cuando lo acabé, ya estaba curado. Desde entonces pienso que, además de ser los mejores inventos, los mejores juguetes y los mejores amigos, los buenos libros son también la mejor medicina.

¿Y cuál era tu sitio preferido para leer?
Me veo leyendo en la cama, en el sofá y prácticamente en cualquier lugar, incluso durante las comidas y en el cuarto de baño. Ya de mayor, mis padres me explicaron que leer durante las comidas era de mala educación. Pero no podían impedir que me encerrara en el cuarto de baño, ni que de noche leyera con una linterna bajo las sábanas y una toalla bajo la puerta de mi dormitorio, para no dejar escapar ni una rendija de luz delatora. Tampoco es que me persiguieran, claro.   

¿De qué manera esas lecturas de infancia han influido en tu vida y en tu obra?
Aún sigo ahí. Los buenos libros no tienen edad, y todas las historias son en el fondo cuentos de hadas, como Nabokov pretendía. Por eso, hace muy poco, publiqué Sherlock Holmes y yo, un regreso a los cuentos de hadas holmesianos, que también iluminaron mi infancia. 

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