Ledicia Costas vuelve con Las peripecias de Extravaganzza Pérez, una niña que vive en una casa que parece un zoológico. Sus padres son dos biólogos de fama, que aunque parecen estar locos quieren muchísimo a los animales y, por supuesto, a su hija. Un día se van a una expedición secreta dejando a Extravaganzza sola en casa. Ella está encantada de vivir sin padres, cree que es lo mejor que le puede pasar a una niña. Excepto si estos no dan señales de vida durante semanas.
—¿Cómo se le ocurrió esta historia de Extravaganzza Pérez?
—Fue un encargo del Salón del Libro Infantil de Pontevedra. Un día me llamaron por teléfono y me hicieron la siguiente propuesta: «Ledicia, ¿te animas a escribir un libro sobre animales?». Yo contesté: «¡Claro que sí! Empiezo hoy».
—La defensa de los animales en vías de extinción así como el problema de la contaminación y el cambio climático están muy presentes en esta obra. ¿Cree que es fundamental crear conciencia desde edades tempranas sobre estos temas?
—Desde luego que sí. Si no respetamos el planeta donde vivimos, ¿qué nos queda?
—¿Le gustaban los animales cuando era pequeña?
—¡Mucho! Tuve tortugas, perros, gatos, peces, hámsteres… Lo que no tuve fueron flamencos. Nunca conseguí convencer a mis padres.
—¿Qué características cree que debe tener un buen libro para niños y niñas?
—Sobre todas las demás, la emoción. Un libro que logra emocionarte se queda dentro de ti para siempre.
—¿Qué le han parecido las ilustraciones de Óscar Villán?
—Extraordinarias. Admiro a Óscar Villán desde hace muchos años. Me encantan los animales que ha dibujado, las piernas de espagueti de Extravaganzza, la huerta de las calabazas… Trabajar con él ha sido una suerte para mí y, sobre todo, para el libro y para los lectores.
—¿Qué consejos les daría a los niños y niñas para que se animen a leer?
—A mí los libros me revolucionaron la cabeza. ¡Y fue una revolución maravillosa! Leer provoca que algo cambie dentro de ti. Estoy convencida de que las personas que leemos y que amamos los libros somos especiales.