Alabada por crítica y público desde su publicación en 1903, nunca ha dejado de ser reimpresa y de lectura obligatoria en las escuelas estadounidenses. El relato de supervivencia y de retorno al estado salvaje de Buck ha enriquecido los sueños de varias generaciones de lectores que fantaseaban con las tierras del norte. Pero esconde un significado mucho más profundo: London nos avisa de que la frontera entre la civilización y lo salvaje es delgada y frágil, tanto para los hombres como para los perros.
Incluye Finis, un relato breve que tiene lugar en las mismas tierras inhóspitas que La llamada de lo salvaje.
El autor
John Griffith London, más conocido como Jack London, nació en San Francisco el 12 de enero de 1876. Hijo ilegítimo de Flora Wellman, el escritor adoptó el apellido de su padrastro. Dotado de un extraordinario espíritu aventurero, a los 16 años se alistó en un velero con destino a Japón. En 1897, estuvo en Alaska con los buscadores de oro, experiencia de la que surgirían algunas de sus novelas más interesantes. Fue corresponsal de guerra en Manchuria y estuvo en México. Se casó dos veces y tuvo dos hijas. Desahuciado por los médicos, se administró él mismo una sobredosis de morfina y murió a primeras horas de la mañana del 22 de noviembre de 1916, en Glen Ellen (California), a los cuarenta años.