Es normal que los alumnos desconozcan muchos de los fondos que hay en la biblioteca aun frecuentándola periódicamente. La ubicación y el lomo de un libro orientan sobre su contenido, y esto es lo que ofrece toda biblioteca bien ordenada. Pero reconozcamos que, en muchos casos, la visibilidad de la portada añade un grado a la invitación de hojearlo; si, además, exponemos dicho libro en un lugar cómodo, la incitación a su manejo y lectura de tanteo será más probable. Que de aquí se derive un enganche al libro es ya más hipotético, aunque no descartable; especialmente, si les presentamos libros atractivos, de diversa factura y temática variada. Con esta estrategia pretendemos dinamizar los fondos de la biblioteca, dando a conocer algunos libros de conocimiento existentes en ella; en su caso, quizás también adquirir nuevas publicaciones con este tipo de contenidos. Es la ocasión de presentar la ciencia no como una asignatura, sino como una formidable aventura del hombre, y de introducir a los alumnos en la divulgación científica como una faceta más del fascinante mundo que se le presenta al lector. Detrás de esta actividad está también la idea de abrir nuevos temas, propuestas y horizontes a los lectores; de mostrarles la multiplicidad de caminos y de parajes por explorar. Nos parece importante asimismo preparar a los alumnos para la búsqueda de una determinada información; en este sentido, hay publicaciones que pueden sernos de gran utilidad, tanto a los profesores como a los alumnos. La labor de exposición la puede llevar a cabo un grupo-clase de alumnos dirigidos por un profesor, aunque las visitas, disfrute y actividades posteriores las podrán hacer todos los niveles académicos próximos al curso promotor.
1. Feria del libro informativo
Se trata de habilitar en la propia biblioteca varias mesas que, convenientemente forradas, hagan la función de expositores; en ellas distribuiremos los libros de conocimiento agrupados por temas. Deberán ser libros de presentación atractiva y contenido sugestivo.
La idea es que los alumnos se sientan seducidos por sus reclamos en forma de portadas o páginas interiores, y tengan un cómodo acceso a ellos. Los libros expuestos pueden estar agrupados por temas: el universo, la tierra, la naturaleza, los inventos, la ciencia, la biografía, la historia.
En función del nivel académico del grupo, o de otros intereses, la exposición puede ser también monográfica.
2. Carteles
Paralelamente a esta muestra bibliográfica debe prepararse otra exposición iconográfica. En grandes carteles se adherirán fotocopias aumentadas de páginas de libros con imágenes, personajes célebres, ingenios científicos, esquemas u objetos, todas ellas reproducciones entresacadas de los libros expuestos y citando siempre su procedencia. Junto a las ilustraciones, se añadirán pequeños fragmentos de texto a letra de tamaño medio, bien legible a una distancia prudencial, en los que se recoja un párrafo significativo, un pensamiento agudo o una secuencia informativa interesante. Como cada cartulina contendrá imágenes y texto, es necesario un diseño previo con cierto criterio estético, decisión en la que la orientación del profesor tiene que ser fundamental para conformar composiciones ágiles, atractivas y sugerentes. Siempre, pero especialmente en estos casos, es muy aconsejable el trabajo coordinado de los profesores responsables de la biblioteca con los profesores de los diferentes departamentos. El resultado de este trabajo puede ser de diez o doce vistosos carteles bien elaborados y con un contenido que remita constantemente a la exposición bibliográfica.
3. Cuadernillo de actividades
El profesor puede elaborar una serie de actividades, preguntas o sugerencias, para orientar la atención en la exposición iconográfica y enlazarla con la exposición bibliográfica. Deben ser cuestiones que, desde el cuadernillo, remitan a los carteles para ser contestadas; o, en otro caso, que sea necesario utilizar los carteles y la consulta de alguno de los libros expuestos. A su vez, las preguntas pueden tener un grado de dificultad creciente en función de los niveles a los que vaya dirigido el cuadernillo. Otro tipo de cuadernillo más elaborado puede plantear cuestiones que requieran descripciones, explicaciones o respuestas largas, que en cualquier caso los alumnos tendrían que deducir a partir de la información de los carteles y los libros.
4. Elección y lectura de un libro de conocimientos
Durante el tiempo en el que la exposición esté montada —un mes o mes y medio—, se puede llevar a cabo una actividad complementaria: la adopción de un libro por parte de cada alumno. Antes de que los libros sean devueltos a las estanterías, y una vez haya sido leído, el alumno adoptante deberá presentarlo y defenderlo ante sus compañeros atendiendo a su valor cultural, social o humano.
Lecturas relacionadas
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Baró, Mónica: «Libros de conocimientos para el fin del milenio». En CLIJ nº 127 (mayo de 2000).
Escarpit, Denise y Vagné-Lebas, M.: «La aventura del mundo. La literatura de información científica y técnica. Los documentales». En Educación y Biblioteca nº27, (mayo de 1992).
Enlaces
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Anaya Infantil y Juvenil: libros de no ficción
Selección de libros informativos para los más pequeños
Caro, Paul (1997): Las imágenes de la ciencia
Massarani, Luisa (1999): La divulgación científica para niños
(Fragmento extraído de Estrategias de animación a la lectura, un material elaborado por Diego Gutiérrez Del Valle, Paciano Merino Merino y José Luis Polanco Alonso)